Perplejos nos quedamos cuando conocimos a Encarnita y José Fina, dos hermanas con una herencia histórica y de un valor incalculable: un baptisterio paleocristiano romano del siglo primero. Con un orgullo incalculable, las hermanas nos abrieron las puertas del baptisterio que descubrió su abuelo por el “existen los baptisterio del mundo entero”, “aquí es dónde se bautizaron los primeros cristianos”.