Una mudanza es un momento de estrés y nervios para cualquier miembro de la familia y nuestro perro también sufre la tensión. Nosotros somos conscientes de lo que está pasando, pero él se enfrenta a un proceso de cambio que le viene dado y que no termina de entender. ¿Qué hacemos para evitar que sufra y se adapte a su nuevo hogar? Es probable que su comportamiento cambie, se muestre inquieto y tenga conductas que no son habituales, pero aquí tienes unos consejos que pueden minimizar las consecuencias al mínimo.
1. Si tienes la posibilidad evítale todo el proceso de mudanza. Qué el animal no esté en casa durante todo el proceso de empaquetado y transporte de tus cosas puede ser de gran ayuda para él, pero si no tienes esa posibilidad no te preocupes, hay otras formas de conseguir que tu perro note los cambios lo menos posible.
2. Deja sus pertenencias fuera de las cajas hasta el último momento y recuerda muy bien dónde las has dejado para que al llegar a la nueva casa sea lo primero que saques. Es importante que cuando llegue a la nueva casa se encuentre con sus cositas (bebedero, su pelota…).
3. No seas demasiado severo con él. Tu perro no entiende qué está pasando y acaba de llegar a un lugar nuevo, es normal que se muestre inquieto, quiera olfatear e inspeccionar cada rincón de la nueva casa… Déjale que reconozca su nuevo hogar y que haga alguna cosa que no tenía permitida.
4. No le dejes muchas horas solo al principio. Su hogar es mucho más que la casa dónde vive y es importante que los primeros días no pase muchas horas solo, puede sentir miedo. Puedes dejarle una camiseta vieja tuya para que tenga tu olor a su lado constantemente, pero si puedes ves dejándole solo en casa de forma progresiva, nunca 8 horas el primer día.
5. Aprovecha para marcar nuevas reglas. Un cambio de casa puede ser un buen momento para establecer nuevas reglas de comportamiento, él se encuentra en un entorno nuevo y quizás podemos evitar que se suba en el sofá. Él está en un territorio nuevo y tiene que encontrar también su lugar.